miércoles, 27 de agosto de 2014

Cupcakes! Cardamomo y Naranja

Esta es la entrada número 50. 
50 semanas que se dice pronto, pero a falta de otras cuatro, es casi un año. Y me sorprendo a mi mismo por no haber desistido. Porque o pensaba ¿y quién va a querer ver lo que hago si ya hay miles de blogs en el mundo?
Pero a puntito de llegar a las 5000 visitas procedentes de todo el mundo, he de decir que estoy sorprendido.
Pero nada de moñadas, ya habrá que ponerse así cuando cumpla ¡un año!

Hoy os hablaré del cardamomo. Una de mis mejores amigas ha estado en Túnez recientemente, y aproveché para pedirle, ya que la última vez que compré aquí me soplaron 3€ por 30g, vaina incluida.

El cardamomo es una planta originaria de la India y alrededores, (Sumatra, Malasia...) que se cultiva por toda aquella zona, Tailandia y sudamérica, siendo el mayor productor mundial (curiosamente) Guatemala. Tiene bastantes beneficios para el organismo, pero aquí nos interesa su olor y sabor. 
La semilla, la parte que se utiliza, contiene una cantidad tremenda de componentes que componen su aroma, como el limoneno y el sabineno (bendita Wikipedia, yo os hago un resumen). Existen dos tipos, el verde y el negro. Yo siempre he usado el verde, así que lo que os cuento aquí nada más que va referido a él.

Este olor fuerte es común en la gastronomía de la India y alrededores, donde la comida siempre lleva muchas especias, desde currys y arroces hasta bollos y tés. También es muy común su uso en postres de Escandinavia, especialmente en Suecia y finlandia. 

Es considerada la tercera especia más cara del mundo, tras el azafrán y la vainilla. (Por eso me salió tan cara la primera vez).

Para utilizarlo, a la hora de hacer repostería, hay que extraer las semillitas de la vaina y molerlo hasta conseguir un polvo fino, que se mezclará con los ingredientes secos. 
Una vez horneado, el olor a cardamomo será inconfundible. No dejéis de probarlo, está muy bueno.

Cupcakes de Cardamomo y Naranja


INGREDIENTES

· 3 huevos
· 1 ½ cups de harina
· 2/3 cups de azúcar
· 1 ½ tsp de levadura química
· 1/8 tsp de vainilla
· 1/4 cup  de leche
· Ralladura de naranja
· 1 tsp de agua de azahar 
· ½ tsp de sal
· 1 tsp de cardamomo molido

PREPARACIÓN

Como siempre que se hacen cupcakes, empezamos colocando los papelillos en los moldes y precalentando el horno a 180ºC
.

Para empezar, se tamizan en un bol la harina, sal, levadura química y el cardamomo. Se mezclan bien y se reservan.

En otro bol se bate la mantequilla, que debe estar a temperatura ambiente (no hace falta ni que lo diga) hasta que se ablande y a continuación se añade el azúcar. Todo este proceso se hace con la batidora, soy benévolo, que hace calor. 
Una vez bien incorporado el azúcar, se agregan los huevos de uno en uno (es decir, se agrega uno, se bate bien, se agrega otro, se vuelve a batir, y así hasta el final), seguidos de la ralladura de naranja, la pizca de vainilla y el azahar.

Es el momento de abandonar la batidora (podríais seguir, pero con la espátula me manejo mejor; como gustéis). Se agrega un tercio de la mezcla de secos y se combinan bien. A continuación se agrega la mitad de la leche y se bate hasta que se incorpora. Volved a repetir hasta que acabéis con el último tercio de secos.

La masa ya está lista. Repartidla homogéneamente en los doce papelitos y metedla al horno precalentado. En 20 minutos estarán listos.


¡Y ya estarán listos! Pero ¿quién se va a resistir a un buttercream de naranja? Yo no, a pesar de ser verano y que la mantequilla estaba al límite.

Una vez se hayan enfriado por completo los cupcakes, comenzamos el buttercream. ¡Preparad la batidora!
Batimos la mantequilla en un bol hasta que esté bien cremosa. A continuación agregamos el azúcar glass y batimos durante un buen rato. No sólo queremos que se incorpore el azúcar, también queremos que entre aire en la mezcla. Momento de agregar el zumo y la ralladura de naranja y dar el último meneo a la mezcla.
Y ya sólo queda ver si tiene la consistencia que queremos. Para aligerarlo, se puede agregar un poco más de zumo, para espesarlo, un poco más de azúcar. 

Y ahora ya es cuestión de vuestra maña y vuestra imaginación a la hora de decorarlos.

Espero que os gusten.


miércoles, 20 de agosto de 2014

Tarta de Santiago (SG)

Lo prometido es deuda. Típico y gallego.

Llevo unos días intentando hacer más cosas, pero el calor me quita las ganas de encender el horno, y en general, de moverme mucho, pero he estado recopilando cosas para probar cuando se me pase la modorra estival.

Aunque el otro día estuve por el campo y encontré unas zarzas repletas de moras y, rememorando mi infancia, me puse como loco a recoger todas las que pude, con mis primas y mi padre, y después hubo tarta, con horno incluido.
Y lo más curioso es que fue todo a ojo, no medí nada, y me quedo bastante bien, me sorprendí bastante, porque me gusta medirlo todo para no hacer alguna barbaridad. Supongo que ya tengo experiencia suficiente para hacer algunas cosas a ojímetro, y eso me gusta.

Aquí os dejo la receta de la tarta de moras, que en cuanto tenga un día os cuento como se hace, bien medido claro.

Pero ahora vamos al tema de hoy, la Tarta de Santiago.

¿Sabíais qué esta tarta está regulada en el BOE? Me resulto muy curioso que estuviese la receta allí puesta. Básicamente indicaba las proporciones en peso (masa) de los componentes de la tarta. Un tercio de almendra, un tercio de azúcar, un cuarto de huevos y el resto para darle sabor. Y como buena tarta española (que sigo sorprendido al ver cuanto se alcoholizan los postres típicos) podía llevar desde un poco de canela, hasta un buen vaso de orujo.

La de hoy va a ser sencilla, pero os comentaré las opciones.


Allá vamos.

Tarta de Santiago


INGREDIENTES

· 250g de almendra molida
· 150g de azúcar
· 4 huevos
· ½ tsp de vainilla
· Ralladura de un limón
· 1 tsp de canela molida
· ¼ tsp de sal
· Azúcar glass para cubrir

PREPARACIÓN

Es bastante rápida de hacer además, y claro está, sin gluten. Empezamos.

Comenzamos preparando el molde. Redondo. Se empapela el fondo y se enmantequillan bien las paredes, se pegará bien, así que es mejor el papel en el fondo para mi gusto.

El horno lo debéis precalentar a 180ºC, como siempre. La bandeja de horneado tendrá que colocarse en el tercio inferior del horno. Calor arriba y abajo, como siempre.

En un bol hay que batir el azúcar junto a los huevos utilizando unas varillas. Es importante hacerlo despacio y sin batidora eléctrica, porque no necesitamos incorporar aire a la masa, tiene que quedar apelmazada. Una vez el azúcar se ha disuelto, se añaden los sabores, que en este caso son el limón, la canela y la vainilla.

La vainilla es cosa mía, siempre me gusta ponerle un poco de vainilla a todo lo que horneo porque es el sabor básico (para mi) de cualquier postre, pero no es necesaria. Además del limón y de la canela, podéis añadir un chorlito de anís, aguardiente u orujo (como ya os he dicho arriba, los postres tradicionales de este país son muy propensos a llevar algún licor).

Una vez bien mezclado, se añade la sal y se tamiza sobre el bol, la almendra molida, porque suelen hacerse pegotillos en la bolsa. Se incorporan a la masa con una espátula, es más sencillo que con las varillas, y una vez esté completamente homogénea, se pasa al molde. Yo le di un par de golpes contra la encimera en este momento, pero no es necesario, pero por si acaso había cogido más aire del necesario...



Al horno. ¡Y cuidado! Tarda muy poco tiempo en hacerse, en mi caso en torno a 20 minutos. Tendréis que estar pendientes, porque si os pasáis se puede secar mucho la masa, aunque las almendras guardan la humedad bien. Una vez pinchéis la tarta con un palillo y salga limpio, sacad la tarta del horno y dejar que se enfríe completamente.

Y ahora toca decorar, generalmente no me complico la vida explicando como lo hago, pero en este caso, lo tradicional es espolvorear la superficie de azúcar glass. Podéis hacerlo así tal cual, pero todos estamos acostumbrados a ver esta tarta con una Cruz de Santiago encima, por lo que si os animáis, podéis imprimirla y colocar la plantilla sobre la tarta antes de espolvorear el azúcar glass, retirándola con cuidado después. Otra opción que se me ocurrió, fue utilizar una plantilla de una vieira, así muy gallego todo.

Y ya está todo listo, además como ya está fría, ya os la podéis comer.
Espero que os guste.


jueves, 14 de agosto de 2014

Pan de Plátano con Helado.

Ayer tuve esa sensación de vivir en un jueves perpetuo y ni me di cuenta de que tendría que haber escrito algo aquí. El verano puede ser muy repetitivo.

Pero no pasa nada, el dulce llega igualmente.

Tras mis dulces vacaciones en Lugo, he vuelto a la vida real, que consiste básicamente en estar en casa estudiando o con mi padre en rehab (tiene lumbago y me toca hacer de chofer). Y no sé si esto os lo había contado ya la semana pasada, pero llevaba sin coger el coche unos años. El primer día hubo un poco de pánico generalizado, sobre todo a la hora de aparcar, pero ya está todo mejor. Dakar ¡allá voy!

La recetica de hoy fue creada e inspirada para el cumpleaños de mi primo (16). Las fotos son un poco chungas porque mientras me ocupaba yo de la tarta, velas etc, las fotos las hacía mi padre, y se empeña en hacerlas con flash... pero bueno. No me daba tiempo a repetir porque la tarta llevaba helado ¡y se derretía!

La receta en realidad es la del Pan de Plátano, pero con helado entre medias. La idea del helado la podéis aplicar a cualquier bizcocho, ya que es abrir y rellenar. Pero junté todo porque tenia ganas de probarlo todo.

Así que rápido, ¡que se derrite!



Pan de Plátano

Esta receta se suele preparar en un molde rectangular para darle forma de pan de molde. En mi caso como tenía que ser una tarta grande de cumpleaños, hice uno redondo desmontable de tamaño estándar, por tanto la receta está un poco ampliada respecto a la original. 

INGREDIENTES

· 3 1/2 cups de harina
· 1 1/2 cups de azúcar
· 1 tsp de levadura química
· 1/2 tsp de bicarbonato sódico
· 1/2 tsp de sal
· 1 tsp de canela
· 4 huevos
· 1 cup (226g) de mantequilla fundida
· 2 tsp de vainilla
· Entre 1 y 1 1/2 cups de plátano machacado
· 1 cup de arándanos (opcionales, a mi me encantan así que no son opcionales)
· Helado del sabor que más os guste (Tarrina de unos 400ml)




PREPARACIÓN

Allá vamos. Para empezar preparamos el molde, empapelando el fondo y enmantequillando y enharinando las paredes. También hay que precalentar el horno, a 180ºC, como de costumbre. Calor arriba y abajo y el ventilador es opción vuestra, que conocéis mejor vuestro horno
A continuación se pelan los plátanos y se machacan con un tenedor en un bol. No hace falta que sea un puré perfecto, algún trozo más grande de plátano está bien.

En un bol grande se mezclan todos los ingredientes secos, harina, azúcar, canela, sal, bicarbonato y levadura. Se mezclan bien con las varillas. También se incorporan los arándanos. Si son frescos hay que tener cuidado para no romperlos. En el caso de ser congelados, no importa, teñirán toda la masa de color morado.
En el bol de los plátanos se añaden los huevos, la mantequilla fundida y la vainilla y se mezclan bien con las varillas.
A continuación, se vuelca la mezcla de los plátanos sobre el bol de los secos y, con una espátula como siempre, se mueven hasta que quede toda la harina bien incorporada. ¡Pero ojo, no os paséis que sale duro!
Una vez hayáis preparado la masa, la pondréis en el molde y lo hornearéis, al menos 40 minutos. En ese momento ya podréis comprobar con un palillo, brocheta, espagueti... el interior del bollo para ver cuanto tiempo le queda. No le quedará mucho.

Cuando esté preparado, lo sacáis del horno y lo dejáis enfriar 15 minutos antes de desmoldarlo y dejar que se enfríe por completo.

Hasta aquí la receta del Pan de Plátano, que está delicioso así tal cual. Podéis cambiar los arándanos por pepitas de chocolate o por nueces picadas. Y para comerlo, podéis tostarlo un poco, untarle mantequilla, o sirope de arce, mermeladas, etc. Pero ahora toca la parte del helado.

Al ser esta una receta más grande, necesité dos tarrinas de helado, pero si se hace la receta normal, en un plumcake, con una es suficiente.

Tendréis que dejar que el helado se ablande antes de utilizarlo, pero sin que se derrita, porque entonces es un  (cosa que en verano sucede con muchísima facilidad...)

Primero tendréis que cortar el bizcocho en tres capas, más o menos homogéneas. Colocáis la base dentro del molde otra vez y la cubrís con helado, con rapidez para que no se derrita. A continuación colocáis la siguiente capa de bizcocho sobre el helado, presionáis un poquito para que se asiente, y extendéis otra capa de helado por encima. Para terminar, ponéis la última capa de bizcocho y, corrieeeendo, lo metéis todo en el congelador, al menos seis horas, para que se congele bien.

Transcurrido todo este tiempo, lo podréis sacar para consumir. Espolvoread un poco de azúcar glass por encima y utilizad un cuchillo afilado, grande y que hayáis sumergido en agua caliente previamente para ayudar a cortar.

Ya solo espero que os guste a todos.


miércoles, 6 de agosto de 2014

Typical Bollo Maimón (SG)

Pues el otro día le dio a mi madre un antojo así de repente, que le apetecía un Bollo Maimón, porque lo había visto en algún sitio, así que tocó investigar un poco.

Y ya que la semana pasada dije que haría tarta de Santiago en algún momento próximo (iba a ser esta semana, pero el Maimón se adelantó), he pensado que estaría bien investigar un poco en la España profunda. Porque la tarta de queso o la de zanahoria están muy buenas, pero son una americanada generalmente, y oye, que aquí también hay cosas ricas (como me salgan los pastelitos de Astorga, adiós mundo cruel), así que voy a buscar recetas que me gusten así típicas de diferentes regiones y las iré probando. Si triunfan las veréis aquí.

Además esto me viene de perlas, porque me empezaba a quedar sin imaginación (no sin recetas, que voy tirando de archivo). 

Una cosa que me ha llamado la atención de todo lo que he visto, es que casi todo lleva aguardiente o anís. Q país este que lo emborracha todo...

La receta de hoy es típica de la zona de Salamanca (por lo que he podido encontrar). Se suele preparar para después de las bodas, tomarlo a la salida de la iglesia (o algo así).
Tradicionalmente se hace en una olla a presión, con un bote o algo en el centro para hacer el agujero central.
Pero lo de la olla es un engorro, así que mejor en el horno y con un molde. El molde que he utilizado es el mismo que uso para el pastel del ángel, alto y con agujero en el centro (vamos agujero no en el molde, si no que hará agujero en el bollo).

Y además, es SIN GLUTEN. Así que yo sé de alguien que se va a alegrar.

No me enrollo más. Vamos a la receta.


Bollo Maimón


INGREDIENTES


· 4 yemas
· 4 claras
· 220g de maicena
· 1tsp de levadura química
· 150g de azúcar
· 1tbsp de vainilla
· 2tbsp de leche
· Ralladura de un limón
· ½ tsp de sal
· Si queréis ponerle una copita de aguardiente, no le echéis leche ni vainilla.




PREPARACIÓN

Para empezar, lo más engorroso. En un bol muy limpio y con una batidora con las varillas muy limpias, se montan las claras junto a la sal. Cuando empiece a tomar consistencia se va agregando poco a poco el azúcar, hasta que las claras estén completamente montadas y brillantes. Si volcáis el bol, no deben caerse.






En un recipiente se tamizan la levadura y la maicena. Es importante este paso porque la maicena tiende a hacer muchos grumos, de esta forma no tendréis que estar toda la tarde con la batidora (¡exageración!).

En otro bol se baten, con la misma batidora, las yemas junto al azúcar y la ralladura de limón hasta que clareen un poco y cojan un poco de volumen (será poquísimo comparado con las claras). A continuación se agregan la leche y la vainilla (o el aguardiente si elegís esta opción) y se bate bien. Seguidamente se agrega la maicena poco a poco, batiendo bien para que no queden grumos





No os preocupéis por la batidora. La maicena al no tener gluten, puede batirse sin peligro de que el resultado sea una piedra.

Cuando toda la maicena se haya integrado bien, se vuelvan las claras sobre esta mezcla y con una espátula se incorporan. Movimientos envolventes para evitar que se hundan mucho.

Cuando esté listo se pasa al molde, que debe de estar enmantequillado por dentro para evitar que se quede muy pegado, y se mete en el horno, precalentado a 180ºC previamente, durante 40minutos. 
Yo puse el molde en el tercio inferior del hono, porque si no, no entra esencialmente, pero salió muy bien, así que ponedlo en esa zona, con calor arriba y abajo. Y ojo, que el molde sea alto, porque creció muchísimo en el horno. Si no tenéis un molde alto, podéis añadirle una pared de papel de horno que sobresalga por arriba, por lo menos el mismo tamaño que la pared del molde. Si queréis lo podéis en mantequillas también, pero el papel se retira fácilmente.

Transcurridos los 40 minutos, se comprueba con un palillo (brocheta o espagueti crudo, para que llegue bien hasta abajo) que está bien cocido en el centro. Si es así se saca del horno y se deja enfriar unos minutos antes de desmoldar. Cuando esté completamente frío, se espolvorea su superficie con azúcar glass.

¡Y ya está listo! Ya veréis que esponjoso está.
Espero que os guste.